
Gloria para el Ballet Peruano
Imagina.
Como si estuvieras en la película Mary Poppins, imagina que pudieras hacer una lista con los requisitos que quisieras en una profesora para tus hijos. Seguro incluirías cualidades como “disciplina”, “perseverancia”, ” inteligencia”, ” innovación (¡tan de moda!)”, “vocación”, “temple”, “liderazgo”, “empatía”, “que ejerza autoridad en el aula”, “dedicada a su trabajo”.
E imagina si tus hijos pudieran hacer también una lista. Seguro que, dependiendo de su edad, incluirían “joven”, “bonita”, “alta”, “fuerte”, “elegante”, “con buen porte”, “creativa”, “entusiasta”, “que use ropa de colores, faldas con ondas y moños con flores”, “que sonría mucho”, “que sepa correr y nadar”, “que le guste la música”, “que ame a los animales”, “que me tenga paciencia”, “que vea magia donde otros no ven nada”, “que me quiera como soy”.
Parece una lista que le calzaria sólo a Mary Poppins.

O al menos eso creí yo, hasta que me invitaron a la clausura de los Talleres de Verano 2019 del Ministerio de Cultura del Perú, y llegó el turno de ver los talleres de Ballet. Una a una, la profesora de ballet, Gloria Boullosa, colocó a las niñas en sus lugares, marcados con estrellas que previamente había colocado en el suelo. Caminaba entre las pequeñas como una institutriz que ama su trabajo. Sonreía, daba instrucciones, acomodaba, y las niñas la miraban con confianza y aprobación.
Repitió el proceso con el grupo de niñas más pequeñas, que lucían trajes multicolor y sonajas transformadas en varitas mágicas. Luego con las niñas vestidas con vaporosos tutú de marfil y encaje. Luego con las niñas altas de vestidos azules y turquesas a juego con elegantes sombrillas que elevaban por encima de sus cabezas mientras se deslizaban sobre el escenario. Y finalmente con el grupo de niñas con vestidos blancos y grandes listones verdes y rosa, también haciendo juego con sombrillas.
La cantidad de alumnas me pareció impresionante. Eran muchas. Pero todas parecían estarlo pasando bien.
“Les cae muy bien su Miss” alcancé a escuchar que dijo una mamá. Y debe ser así, porque año a año regresan las estudiantes a disfrutar sus clases con ella en el Ministerio de Cultura; y año a año los colegios en los que enseña le piden que continúe enseñando a los estudiantes en su plantel.
Y debe ser así, también, porque -según me he enterado luego de poder conversar con ella personalmente- es una maestra con vocación. También es ballerina desde siempre, y eso le permite comprender mejor cómo se sienten las niñas pequeñas, y sus familias, al tomar clases de ballet. Por un breve periodo de su vida fue estudiante en la Escuela Naval del Perú y -aunque se dió cuenta que la vida castrense no era para ella- ha sabido rescatar lo bueno del sistema de enseñanza militar, por lo que hoy en día su amor por el mar, su capacidad de organización, su rigurosidad para el trabajo, su facilidad para adaptarse a situaciones inesperadas, y el alto nivel de exigencia que se impone ella mima, le dan un extra que no tienen todas las maestras. Actualmente se dedica de lleno a su carrera, y por ello investiga sobre la danza desde la línea de la política educativa, lo que le ha permitido viajar y aprender mucho, para beneficio de sus estudiantes. En lo personal, ama el arte, las flores y los perros. Tiene paciencia y seguridad. Y tiene además la habilidad de ver las emociones de sus alumnos manifestadas como colores alrededor de ellos durante el baile, lo que le permite una empatía que va, sin lugar a dudas, más allá de cualquier pedido de la madre más exigente.
Creo que sus alumnas y alumnos tienen mucha suerte. Ojalá más estudiantes pudieran tenerla como profesora.
En mi opinión es, sin duda, toda una gloria para el ballet peruano.
Si desean contactarla para clases grupales o para que dicte talleres en vuestros colegios, pueden contactarla a su correo oficial: Gloria Boullosa – danzaeduca@gmail.com .
Z.
Fotos de propiedad del registro pedagógico de Gloria Boullosa Rivas©